Modelo de calzado de uso habitualmente masculino, cerrado, con cordones finos, un poco de tacón y caracterizado por ser la elegancia hecha zapato. Van bien con traje y con vaqueros. No solo son elegantes por sí mismos, además es la etiqueta que se les coloca siempre: «los zapatos para ir elegante». Llevando estos zapatos, la gente dirá «qué tío más elegante» sin importar si vistes un chándal amarillo chillón. Disponibles en multitud de materiales (cuero, ante) y, habitualmente, en colores oscuros. Tiene su origen en las universidades de Oxford y Cambridge, en la Inglaterra del siglo XIX.