La diferencia entre calzado barefoot y calzado minimalista

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Qué es el calzado minimalista

El calzado minimalista se ha hecho popular en los últimos años debido a la creencia de que caminar descalzo, o con calzado que ofrezca la máxima libertad, es mejor para la salud de los pies y para la postura general del cuerpo. Hay muchas personas que piensan que, si no nacemos con el talón elevado, o con algo que nos sujete el arco plantar, o con amortiguación de gomaespuma, no deberíamos llevar calzado que haga justo esto. Una continuación de este pensamiento o este razonamiento es que llevar calzado con tacón, con soporte plantar o con una suela gruesa y dura es ir contra natura, y que ir contra natura conlleva siempre problemas de salud.

Aun estando de acuerdo en esto de que ir contra natura conlleva casi siempre problemas de salud, no nos vamos a meter a hablar de salud porque el tema es largo y complejo, pero sí te vamos a contar las diferencias entre el calzado barefoot y el calzado minimalista, que se parecen, pero no son exactamente lo mismo; y de paso te recomendaremos algunas marcas ibéricas que venden calzado de este tipo.

Calzado barefoot

Se denomina o se conoce como calzado barefoot a ese tipo de calzado que intenta asemejar lo más posible la sensación de estar caminando descalzo. Por lo general, este tipo de calzado tiene una suela muy delgada y muy flexible, no tiene una plantilla o soporte para el arco plantar, no tiene elevación en el tacón y tiene una horma suficientemente ancha para permitir que los dedos del pie se muevan libremente y se aferren al suelo.

Podríamos decir que lo siguiente a llevar calzado barefoot sería ir directamente descalzo.

Calzado minimalista

Se denomina, entonces, calzado minimalista a todo ese tipo de calzado que huye de las hormas clásicas para introducir, en mayor o menor medida, algunas de las características citadas anteriormente: horma ancha, flexibilidad y finura de suela, y una amortiguación y elevación posterior reducidas.

Esto quiere decir que todo calzado barefoot es minimalista, pero no todo el calzado minimalista es barefoot. El calzado minimalista incluiría a todos esos calzados que hacen un intento por acercarse a ofrecer una pisada más natural, incluyendo el barefoot que es el máximo acercamiento.

Particularmente, un calzado minimalista se caracteriza por:

  • Una suela fina y flexible, con un grosor de pocos milímetros (entre 3,5 y 10) y una flexibilidad que permite torsión y capacidad de deformación en todas direcciones, sin restricciones de movimientos. Obviamente, cuanto más fina la suela mayor será la sensación de ir descalzo. Es una sensación que puede ser incómoda (para algunos, insoportable) las primeras semanas usando calzado minimalista, pero que tras el tiempo de adaptación correspondiente, ofrece una agradable y estimulante sensación de control, de saber qué se está pisando. No es recomendable, si se es un iniciado en el calzado minimalista, lanzarse al monte a comprobar estas sensaciones, pues nuestra planta del pie no está acostumbrada a piedras, guijarros y chinas. ¿Te has dado cuenta de que todas las superficies que pisamos durante el día son totalmente planas? ¿Te has dado cuenta de que en la naturaleza prácticamente no existen superficies planas, y si existen estarán cubiertas de ramas, palos, piedras y demás elementos?
  • Ausencia de arco plantar. Nuestros pies ya disponen de su propio arco plantar que el cuerpo sabe gestionar, en la mayoría de casos, de forma autónoma mediante musculatura y articulaciones. Cada uno de nosotros disponemos de un arco plantar distinto y nuestra estructura ósea, articular y muscular está adaptada a ese arco plantar, y viceversa. Por esto, no tiene sentido que todos usemos el mismo tipo de calzado, o que no adquiramos calzado teniendo en cuenta estas particularidades. El inconveniente al pasarse a calzado minimalista es percatarse de que nuestro arco plantar ha dejado de funcionar correctamente por se ha acomodado sobremanera a que un elemento externo haga el trabajo. El cuerpo humano funciona en modo ‘los recursos son limitados’ y tiende a dejar de mantener en buen estado aquello que no se usa.
  • No tener elevación posterior, o tacón, de ningún tipo. Si nuestro pie no tiene una elevación natural, no hay por qué añadir agentes externos para proporcionarla. De la misma forma, nuestro pie ya dispone de los almohadillados necesarios para proteger su osamenta y no sería necesario utilizar prótesis en forma de goma. Sí, es necesario remarcar que, si has pasado muchos años de tu vida usando calzado con elevación posterior y con gomas gruesas, las primeras semanas con calzado minimalista puede ser especialmente intensos (llegando a producirse lesiones) en esta parte del cuerpo. Esto ocurre, simple y llanamente, porque estamos modificando radicalmente un gesto al que el pie se ha acostumbrado durante muchos años: caminar con elevación posterior y caminar con una goma que neutraliza buena parte de la energía que imprimimos en la pisada. Es normal, al pasarse al calzado minimalista, sentir que se va golpeando el suelo, de forma exagerada, con el talón del pie. Antes había una goma y el cuerpo se acostumbró a no medir en la pisada, y a no hacer el juego necesario de tobillo-pie para no golpear el suelo. Si te ocurre esto, lo recomendable es retroceder en el calzado minimalista y/o hacer un ejercicio enorme de conciencia al caminar.
  • Horma ancha, muy ancha. Apoya completamente tu pie descalzo sobre el suelo y observa cómo se ensancha. Esto es lo que ocurre siempre que caminas y esto es lo que tu pie espera que ocurra. Al encajonar el pie en un calzado estamos restringiendo su expansión natural. En algún momento de la historia, a alguien se le ocurrió que un zapato estrecho, que comprime los dedos unos contra otros, hasta hacer, incluso, que se superpongan (como ocurre en las botas de fútbol o con algunos taconazos) era la mejor forma de tener nuestros pies a resguardo. Seguramente, había una explicación lógica en aquel momento histórico, pero es hora de deshacernos de esa herencia, por mucho que la moda quiera vendernos lo contrario.
  • Ligereza. Consecuencia natural de deshacerse de todos los extras mencionados aquí arriba, un calzado minimalista es, por definición, extremadamente ligero, lo cual transmite una sensación extraña de libertad a la que no quieres renunciar jamás, una vez la pruebas.

¿Qué tipo de calzado minimalista debo elegir?

En nuestra web encontrarás marcas que venden zapatillas, botas y sandalias con mayor o menor nivel de minimalismo. Elegir uno y otro dependerá del tiempo que lleves usando calzado normal y de la capacidad de tu cuerpo de adaptarse a los cambios. Sí está claro que no es recomendable pasar de calzado normal a calzado minimalista sin hacer antes un examen de tu pisada, de tu pie y de tu forma de caminar.

Puede ser muy lesivo hacer un cambio drástico de calzado, y el problema es que puede ser lesivo en zonas del cuerpo que no asociarás al calzado, por lo que se puede alargar en el tiempo y agravarse.

Antes de comprar nada, consulta a expertos del deporte y la salud.

Algunas marcas que venden calzado minimalista

Puedes ver todas las marcas que venden calzado minimalista siguiendo este link: https://brandsbeats.com/product-type/calzado-minimalista/

*Foto de Marten Bjork en Unsplash


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